
La Inteligencia Emocional en un Mundo Laboral Internacional.
Por: Lic. David Bejarano
Si quieres que te entiendan, necesitas entender primero.
Basta dar un vistazo a nuestro alrededor para reconocer que muchas de las personas con las que hoy en día interactuamos –sea a nivel personal o profesional– no son como nosotros. Ellos se ven diferente, hablan diferente, piensan diferente y se comportan de maneras muy diferentes. Y esto no solo sucede cuando nosotros migramos a otro país… A menudo basta con cambiar de ciudad para vernos confrontados con una cultura completamente diferente. Incluso, ya que la movilidad hoy en día es tan fácil, tú no requieres cambiar de lugar para encontrarte en un grupo multicultural.
En estos tiempos ya no es sorprendente ver un equipo de trabajo conformado por ingenieros alemanes, managers mexicanos, arquitectos italianos, economistas guatemaltecos y desarrolladores web hindúes. Esto ya es parte de nuestro diario vivir.
Por una parte, esto es fabuloso. Conectar con diferentes culturas puede enriquecer la propia cultura de una empresa y traer diferentes consigo puntos de vista que nos permita ampliar la forma de ver las situaciones, los retos y los problemas que la compañía desea solucionar, de formas únicas e innovadoras.
Ahora bien, si pensamos por un momento en nuestro pasado y recordamos algún trabajo que hayamos hecho en equipo, recordaremos que existieron situaciones en las cuales no fue precisamente fácil trabajar con los demás, eso en un grupo relativamente homogéneo… Ahora, imaginémonos el tipo de retos que se pueden crear cuando nuestras creencias, lenguaje, costumbres y comportamientos son completamente diferentes de los demás.
Si a veces tenemos dificultades comunicándonos en el mismo idioma ¿cómo crees que serán las discusiones cuando lo hacemos en un idioma diferente al nuestro o cuando la otra persona intenta comunicarse con nosotros en un español entrecortado?
Los problemas de comunicación son los más comunes en grupos multiculturales. Sin embargo, esto no significa que no podamos superar dichas dificultades y crear un ambiente de trabajo armonioso. Es solo cuestión de trabajar en nosotros mismos.
Si estás buscando trabajar en una multinacional o migrar al extranjero y trabajar allá, es de suma importancia que te prepares. Y con esto no me refiero a aprender bien el idioma o a llevarte ropa más caliente o a empacar muchos de los dulces que te encantan para que no te hagan falta. A lo que me refiero es a que debes prepararte emocionalmente.
En un estudio que dirigí en 2015 en Corea del Sur acerca del estilo de vida de expatriados (extranjeros trabajando fuera de su país de origen), entrevisté a más de 200 personas, quienes me compartieron sus experiencias desde que comenzaron a trabajar en Corea del Sur, permitiéndome descubrir que uno de los retos más grandes para todos era manejar sus emociones de frustración al no poder comunicar su mensaje correctamente, cómo manejar discusiones con sus jefes y compañeros, cómo vencer la tristeza o la melancolía de vivir en un lugar diferente y cómo manejar el estrés que la interacción con una cultura diferente les generaba.
Todas estas son emociones y saber cómo manejarlas correctamente es lo que define tu éxito o
fracaso al vivir e interactuar con culturas ajenas a la tuya.
Nadie te hace sentir nada. Tú eres el único responsable de tu bienestar emocional.
Sé que cuesta creerlo, pero en realidad nadie nos hace sentir a nosotros nada. Muchas personas tienden a creer que es el mundo externo el que influencia su estado emocional, pero esto se debe simplemente a que no hemos tomado responsabilidad de nuestras propias emociones.
Efectivamente, interactuar y vivir en un lugar distinto al que nos es familiar puede ser desafiante, pero no significa que por ello debemos sentirnos tristes, con rabia, frustrados e, incluso, deprimidos. Estas emociones surgen en nuestra vida cuando hemos decidido interpretar nuestra situación actual como algo que nos hace daño y que es malo para nosotros. Esta es, sin embargo, simplemente la interpretación que nosotros mismos le hemos querido dar…
Es por eso que debemos ser muy conscientes del tipo de pensamientos y de interpretaciones que le estamos dando a nuestras experiencias, de tal manera que podamos cambiar su interpretación si es necesario y no reaccionemos de maneras emocionales a las situaciones, sino que, por el contrario, encontremos la mejor respuesta a estas. Esto es lo que se conoce como “inteligencia emocional”.
Con esto no me refiero a pensar “positivo” cada segundo de nuestras vidas, cosa que resulta sencillamente agotador y no es funcional. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer lo que sentimos sin dejarnos llevar por dichas emociones, de tal manera que podamos tomar control de nuestro comportamiento en cada momento que se nos presente.
Para muchas personas, esto puede sonar como algo imposible; pero llevo más de cinco años enseñando a personas alrededor del mundo a través de mis cursos virtuales y talleres en vivo, que no lo es.
Cuando decidimos tomar responsabilidad de nuestras emociones los resultados son inimaginables, ya que al hacer esto desarrollamos la habilidad de comprender también a las personas que nos rodean y de ser más empáticos con sus emociones, lo cual nos permite integrarnos mejor, generar mejores relaciones y reducir el número de problemas que se puedan generar en nuestras interacciones con otras personas.
Sin importar cuál sea nuestra cultura, todos sentimos emociones y cuando soy capaz de reconocer las mías, soy capaz también de reconocer las de los demás.
De la misma manera, tomar control sobre nuestras emociones nos da la capacidad de generar resiliencia, lo cual nos permite enfrentar situaciones difíciles sin caer debido a ellas y aprender que somos capaces de continuar sin importar lo que esté sucediendo.
La inteligencia emocional ofrece una gran cantidad de beneficios en este mundo moderno e intercultural y, de hecho, no es una habilidad de lujo sino una habilidad necesaria para poder tener una mejor calidad de vida personal y profesional.
Cuando nos tomamos el tiempo de conocernos a nosotros mismos y de trabajar en nuestros estados emocionales, el éxito es aún más cercano, pues está comprobado que nuestra inteligencia cognitiva nos puede llevar lejos en la vida, pero es nuestra inteligencia emocional y social la que nos lleva a la excelencia en cada cosa que hagamos.
Por lo tanto, no dejes que tus emociones te controlen: toma el control de ellas, permitiéndote tener las relaciones que mereces y los resultados que siempre has querido obtener.
Este artículo pertenece a la tercera edición de la revista NBS UPDATE, publicado en noviembre del 2019. Para leer el artículo original visita el sitio oficial de NBS UPDATE o haz click aquí >>>http://nbsupdate.com/